jueves, 1 de mayo de 2008

La clase media emergente

Uno de los aspectos más notorios en los últimos años en la economía, a nivel sociedad, se ha contemplado en el crecimiento de algunos sectores conocidos anteriormente como los conos o zonas populares. Ahora se les llama Lima Norte, Sur y Este; y la denominación implica no solo la expansión de estas zonas en el ámbito demográfico, sino también al crecimiento de su poder económico, industrial y adquisitivo.
Según Jaime de Althaus, el crecimiento de estas zonas ­–específicamente, de Lima Norte- se debe, entre otros, a un hecho simple y coyuntural: la gente terminó de construir sus casas y ahora tiene dinero para poder emplearlo en actividades diferentes. En efecto, conociendo muy de cerca la situación de uno de los distritos de Lima Norte, la construcción de la vivienda propia en estos momentos, ya no es muy común. Ahora existen más negocios y más gente se arriesga en inversiones grandes, como la construcción de colegios, hoteles, complejos de entretenimiento, y últimamente hasta edificios de departamentos.

El símbolo del crecimiento de Lima Norte es, sin duda, el centro comercial Mega Plaza, que constituye la mayor inversión percibida en esta zona, y que demuestra que en distritos como Independencia, Los Olivos, Comas y San Martín, la población es capaz de equipararse a nivel económico con la de otros distritos de alto poder adquisitivo. Según la lectura, las empresas, además, ya no están interesadas en abrir filiales en lugares conocidos tradicionalmente como pudientes, pero que no tienen la demanda necesaria y donde, aparte de ello, sus propios competidores han decidido no colocar sus productos. Es decir, se van a donde está la competencia.
Sin embargo, Althaus también da una mirada a aquellos negocios pequeños, quienes resultaron verse perjudicados por esta invasión de trasnacionales y centros comerciales, basándose en la estrategia de créditos para sus consumidores, y organización entre ellos mismos como asociaciones. El sistema de los créditos, es citado por el autor en el subcapítulo dedicado al Emporio de Gamarra, el cual vio disminuir sus utilidades en los años en que la textilería china entró con fuerza al mercado peruano.

Los comerciantes y dueños de las principales galerías tuvieron que hacerle frente a esa competencia, ofreciendo créditos a los compradores a través de una tarjeta Gamarra Visa, logrando superar esta baja en sus ventas, además de una página web, para conocer las ofertas en línea. Pero el problema es la poca capacidad de organización que los empresarios tienen para trabajar en equipo, o mejor dicho, la desconfianza entre ellos mismos.
También se señala en la lectura que un problema en la estrategia de los créditos surgió cuando las empresas comprobaron que muchas de las tarjetas de crédito se sobresaturaron en un tiempo relativamente corto. El público no tuvo un autocontrol de sus compras o no supo manejar el crédito que se le otorgaba.
La educación de la gente que hace muchos años llegó como inmigrante por un mejor futuro en la ciudad, aún debe pulirse de manera de encontrar equilibrio entre aquello de lo que ahora gozan y su propio control como empresario, como comprador o como inversionista. La preparación y la cultura de autocontrol serán básicas para que el crecimiento de esta nueva clase media no se estanque y pueda avanzar a pasos agigantados como lo ha estado haciendo en los últimos años.

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